22 de septiembre de 2008
Nuevas tecnologías y buenos modales
Cada vez que se incorpora a una sociedad un elemento cultural nuevo surge una norma (escrita o no) sobre su uso. Generalmente, estas normas se van construyendo sobre la habitualidad y el sentido común.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tienen actualmente una difusión masiva. Mucha gente tiene acceso a la adquisición de herramientas tecnológicas y disfruta de su uso.
Y así como hubo que adquirir buenos hábitos de uso para las servilletas, hace poco menos de 5 siglos, cuando se empezaron a poner en las mesas, HAY QUE DESARROLLAR BUENOS MODALES EN EL USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.
No quiero escucharte ¡#! (auriculares 1)
Una tortura frecuente para los usuarios de ómnibus son los adolescentes y púberes con celulares que reproducen música. Estos chicos suben al ómnibus, encienden el teléfono y le suben el volumen para que todos los pasajeros podamos sufrir en comunidad un espantoso viaje oyendo cosas de mala calidad y mal ecualizadas.
Los padres del pejerto en cuestión debieran decirle que compre unos auriculares. O llevarlo en su propio auto para que no tengamos que aguantarlo nosotros.
EL SENTIDO COMÚN Y LOS BUENOS MODOS indican que la música o cualquier sonido reproducido en forma deliberada a un volumen muy alto invaden el espacio personal de los otros. De este modo, las personas afectadas están obligadas a escuchar algo que no quieren.
No quiero escucharte ¡#! (tu privacidad tiene que ser privada)
La semana pasada (también en el ómnibus), una señora atendió su teléfono celular. Los vehículos del transporte público en Tucumán están lejos de ser confortables y silenciosos. De modo que para hablar por teléfono dentro del coletivo hay que gritar. La señora en cuestión atendió la llamada y todos los presentes pudimos enterarnos de que su hermana está bien, pero dolorida, porque tiene una infección en la herida y le supura a través de los puntos y lo que sale de ahí huele tan mal que hubo que poner sahumerios en el cuarto. Del mismo modo en que ustedes no quieren saber de este asunto, tampoco yo quería. La mujer pasó unos 15 minutos hablando de estas asquerosidades a los gritos frente a una audiencia de cerca de 40 personas.
EL SENTIDO COMÚN Y LOS BUENOS MODOS indican que si uno tiene que gritar para atender el teléfono (porque las condiciones ambientales así lo requieren) lo mejor es decirle a nuestro interlocutor que lo llamaremos luego, a menos que se trate de una urgencia. Del mismo modo, si estamos con otras personas y nos hacen una llamada urgente al celular, tenemos que disculparnos y apartarnos del grupo para atender de la forma más privada posible. De otro modo, le pedimos a la otra persona que nos llame en otro momento.
No quiero escucharte ¡#! (auriculares 2)
Los reproductores de música se usan mucho también en estos días. Casi tanto como los celulares. En mi caso, he pasado por todos los reproductores portátiles de música desde los de cassette hasta los de MP3. Quizá por el largo entrenamiento, he aprendido a ser lo menos grosera posible en el uso de los auriculares. Si alguien se dirige a mí en la calle, aunque sea para preguntarme la hora, me destapo los oídos en señal de atención. Lo mismo hago cuando entro a cualquier sitio a comprar algo, cuando me dirijo a un mozo en el bar o al chofer de un taxi dentro de su auto. Tener los auriculares puestos es una excusa para hacerse el tonto. Pero eso no quiere decir que sea correcto ignorar a todo el mundo por un par de lindas canciones. El portátil es un entretenimiento piola para matar los minutos en el transporte público o en largas caminatas. Si querés escuchar música sin que nadie te moleste, encerrate en tu casa.
Extrañados
Imagínense la siguiente escena: hora del almuerzo en casa; tele encendida; cada uno con su celular encendido sobre la mesa; alguno con los auriculares puestos escuchando la radio; algún otro con la laptop abierta, revisando mensajes. Feo, ¿cierto? He visto gente en los bares tratando de conversar, de comunicarse unos con otros. Pero todo el tiempo estaban esforzándose por sortear el obstáculo de sus tecnoaparatos. No se los imaginan apagados y guardados mientras duran los 15 minutos del café con el amigo.
Desenchufados
Está bueno desenchufarse en casa en los momentos de comunidad (las comidas familiares, la cervecita de verano en el patio). Deberíamos poder hacer eso sin sufrir pensando en las llamadas perdidas o en nuestro retrato marcado con una cruz en los mensajeros instantáneos.
Durante el día laboral estamos todos enchufados. Las nuevas tecnologías nos ayudan, nos sirven para un montón de cosas. Deberíamos poder disfrutarlas sin andar pisándonos los cables.
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