22 de septiembre de 2006

Harta de lo que publican sobre Betty en los diarios


Lamento que Beatriz Argañaraz haya desaparecido. Lamento que haya tenido que sufrir violencia física. Es muy triste que de ser una ciudadana haya pasado a ser una víctima. Y nada menos que la víctima de un crimen. Pero tampoco nada más. No es más una persona. No es más una amiga. No es más hija ni hermana ni enemiga ni esperanza ni molestia de nadie. Es la víctima de un crimen y se habla de ella como se habla de los muertos. Los que la conocieron dicen: "era buena". "Era amorosa". "Fue una profesional dedicada".
Los diarios sacan en tapa noticias sobre "el caso Betty". Estoy harta. Llena de nada. Noticias que no son información. El morbo popular pide todos los días noticias de Betty. Qué pasa. Qué huesos con qué sangre en la casa de qué pariente hay.
Me importa un cuerno.
A usted también le importa un cuerno.
Lo único interesante del "caso Betty" es que nadie hasta ahora dijo que los policías que la buscan son unos inútiles. Qué me cuentan de los sabuesos tucumanos. Si la maestra de la escuela franciscana estuviera viva, encerrada contra su voluntad en algún sitio, a estas alturas habría muerto de hambre y de sed. ¿Se dan cuenta?
No sólo una mujer o el cadáver de una mujer pueden perderse aquí. Un camión, un transatlántico o una mujer-camión y un cadáver transatlántico podrían desaparecer sin pistas ante tanta ineptitud.
Mientras en la tapa de los diarios de papel y en los digitales dicen que la mujer del hermano del cuñado de la prima del tío del perro que conoció a Betty puede ofrecer pistas, en Tucumán pasan cosas. Pasa la primavera. Pasa una casi sequía larga. Pasa que la Mora Toscano pasó casi una semana solita con su papá. Pasa que la secretaria de Estado de Educación ahora no sólo tiene "rango ministerial" sino que es ministro. Pasa que vino un embajador chino que no pude conocer, pero que se llama también Zhang, como Yimou. Pasa que mañana dan el bautismo católico a Sandino Jiménez Mones. Y ya estamos en Rosh Hashana 5767. Leshaná tová ticatev vetejatem para la bobe Raquel Lesnik.

21 de septiembre de 2006

El parto humanizado


Ayer el ministro de Salud de la Nación inauguró diez salas nuevas en el Instituto de Maternidad de Tucumán. Se trata de cuartos donde las madres podrán pasar el trabajo de parto y el parto acompañada de las personas que prefiera, además de los profesionales que sean necesarios de acuerdo con su estado de salud. El servicio es único en la provincia, y a pesar de ser estatal, público y gratuito, tiene comodidades que muchos centros privados no ofrecen. Hasta aquí, todo bien. Pero el proyecto por un parto humanizado está rengo. Le falta la pata de apoyo que ofrece la comunicación.
Hace más o menos tres años que los servicios públicos de salud que más nacimientos asisten (el Instituto de Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes y el hospital Avellaneda) están trabajando en propuestas más humanizadas y menos medicalizadas del parto. Pero nadie lo sabe. ¿A usted, mujer en edad reproductiva, alguien le avisó? ¿Le contaron acerca de las ventajas de un parto más natural y con menos intervención médica? Creo que no.
El Estado ha limitado sus esfuerzos de comunicación a la difusión de noticias (noticias sobre actos de gobierno, sobre servicios, sobre progresos de la gestión) a través de los medios tradicionales (diarios, televisión, radios). En algunas campañas de salud se reforzó el sistema de difusión a través de cortos publicitarios.
Y la comunicación es mucho más que medios masivos. Comunicarse implica establecer un contacto con el destinatario. Y en el caso de la salud pública, hay que sacarle el mayor provecho posible a ese contacto.
No saben que no saben nada
Me preocupa puntualmente el caso del parto humanizado. Que no es sólo la posibilidad de que la parturienta pueda elegir a las personas que la van a acompañar en el momento de parir.
Cuando una mujer llega al paritorio, es porque ha pasado ya por una serie de instancias de decisión. Lo importante es darle información suficiente para que tome cada una de las decisiones que la llevarán, en última instancia, a una de las salas recién inauguradas del servicio público.
La primera de las decisiones que tiene que tomar es si desea o no embarazarse. Tiene que saber que si no quiere, no va a quedar preñada. Para ello tiene que tener a su disposición los métodos anticonceptivos (los entregan gratis en los servicios públicos de salud) y la información acerca de cómo usarlos.
La última de las decisiones que tiene que tomar es cómo quiere parir. ¿Quiere hacerlo en un servicio médico? ¿Quiere estar acompañada por su familia? Mis comprovincianas, aún las que tienen un acceso más cómodo a la información y a la educación sanitaria, no saben que pueden elegir cómo traer su chico al mundo. Hay médicos que hacen episiotomías sin preguntarle a las pacientes si la quieren o no. Sin informarles siquiera de qué se trata. A mí no me gustaría un corte con bisturí en los bordes de la vagina, en términos generales. Mucho menos si me lo hacen SIN PREGUNTAR. Hay parteras y enfermeras que rasuran el pubis y hacen enemas a las pacientes sin preguntarles si lo quieren o no, sin explicarles que es un procedimiento de rutina, no una necesidad para el parto. Tengo amigas que me dijeron cosas tales como: "Yo me entrego. Durante el trabajo de parto uno no está en posición de discutir con nadie. Si me quieren pelar, hacer un enema, ponerme una vía intravenosa o abrirme con una yilé da lo mismo". Oí a médicos decir que a las pacientes no hay que explicarles nada. Una pena.
Avisen
Llevar los conceptos del parto humanizado al público ayudaría (junto con la campaña de control prenatal que ya está en marcha) a disminuir el número de cesáreas; a gastar menos insumos médicos; a favorecer la pronta recuperación de las madres. Las obras sociales sindicales, las empresas de medicina prepaga y los servicios del Estado ahorrarían en honorarios médicos, leches maternizadas, hojas de rasurar, material de sutura y analgésicos. Las madres se sentirían más a gusto participando de las decisiones en cada instancia del parto. Los médicos y las parteras trabajarían con mayor tranquilidad y recibiendo la colaboración de las mujeres plenamente involucradas en lo que les está pasando.
Si quieren saber de qué se trata, y por qué hago tanta alharaca con esta historia, tómense un tiempito para leer el documento en el link que les propuse más arriba.
Elegir la forma que mejor nos va para parir es otro de los derechos que tenemos sobre nuestras conchitas, chicas. Hay que ejercerlo

Hola a todos


Hoy, en el día de inicio de la primavera en el hemisferio sur, inicio este blog. No sé muy bien cuál será el resultado. Espero que termine en una página de discusión, de ensayo social, de lindas cosas.
Tomé el título del blog de una canción antifrnaquista de Rafael Sánchez Ferlosio. Les paso aquí la letra. No sé todavía si puedo publicar música. Lo intentaré de todos modos. Pero para los que quieran escucharla, hay una versión muy linda de Los Olimareños. Esa es la que escuché en mi infancia.




Los dos gallos

Cuando canta el gallo negro
es porque se acaba el día.
Si cantara el gallo rojo
otro gallo cantaría.

Ay, si es que yo miento
que al cantar que yo canto
lo borre el viento.
Ay, qué desencanto
que me borrara el viento
lo que yo canto.

Se encontraron en la arena
los dos gallos frente a frente
el gallo negro era grande
pero el rojo era valiente.

Ay, si es que yo miento...

Se encontraron frente a frente
y atacó el negro primero.
El gallo rojo es valiente
pero el negro es traicionero.

Ay, si es que yo miento...

Gallo negro, gallo negro
gallo negro te lo advierto:
no se rinde un gallo rojo
más que cuando ya está muerto.
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