Los sistemas de código abierto tienen cada vez más defensores. Suman adeptos entre personas con propósitos disímiles y por motivos diversos. El software libre es popular entre quienes no quieren pagar por su programa de computación o entre militantes que buscan la democratización del acceso a las nuevas tecnologías. Es popular entre personas que pueden elegir si lo usan o no y entre personas que sólo pueden acceder a tecnologías por las cuales no tengan que pagar. Entre los que saben qué hacer con el código abierto y los que "ni idea, pero mirá qué linda la palomita de Open Office". En fin, hay mucha clase de locos dando vueltas por ahí, tratando de promocionar su preferencia por los productos de fuente abierta. Y lo hacen de maneras muy interesantes, créanme:
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