
Ya sé, les parece un poco tarde ya para un post sobre el 17 de octubre. Pero verán... me importa un carajo.
Dicho esto paso a aclarar que llevo unos días leyendo Eva Perón. Mensajes y discursos y ya que estaba en ese trance decidí terminar de documentarme antes de meterme en la apretada mala onda de este post. (Claro, no se podía esperar otra cosa de mí).
En fin, está claro para muchos pero no para todos (sobre todo para mi radical hermano), entonces diré antes que nada que no soy afiliada al Partido Justicialista. Sí estoy de acuerdo y defiendo herencias históricas del peronismo, sobre todo las relacionadas con los derechos de los trabajadores y con la seguridad social solidaria (el sistema previsional y las obras sociales sindicales, por ejemplo). De modo que no escribo desde el fervor militante ni desde el peludo corazón gorila que me agita cuando tropiezo con los resabios de las huestes de Carlos Saúl.
Evita y la lealtad (lealtad 1.948)
Los 17 de octubre muchos argentinos celebran el Día de la Lealtad Peronista. (Ustedes saben por qué, así que no abundaré en detalles). Es interesante observar cómo Eva Duarte en sus discursos lleva adelante un rito de manifestación expresa de su lealtad y de sus exigencias de lealtad para con Perón. En todos los mensajes que he leído se pone a sí misma como ejemplo de fidelidad y adhesión y sostiene su posición con una firmeza casi castrense. También proclama (de manera conmovedora, debo decir) su lealtad a quienes acompañan a Perón:
Pone su devoción por Perón y por los militantes como indiscutible. ¿Quién se atrevería a discutirla a estas alturas? Mucho menos entonces. Nunca olvida decir una palabra de admiración por Perón ni una de agradecimiento a los integrantes del movimiento peronista.
Peronistas y lealtad hoy (lealtad 2.008)
En 1948 Eva Duarte escribió un artículo para el diario Democracia: "Por qué soy peronista".
Soy peronista entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo..." (2)
Si todos los peronistas pudieran explicar así su adhesión, me tendrían como afiliada. Pero he convivido con personas que no entienden para nada lo de la felicidad del "pueblo escarnecido" y ni qué decir de la "apasionada solidaridad". La convicción personal es algo que no tienen todos los que ponen la foto de Perón y Evita presidiendo su despacho. Y eso hasta sería lo de menos si hubiera algo de gratitud hacia su pueblo.
Más de uno de los que canta la marcha a voz en cuello insiste en minar con desprecio machista y empecinada deslealtad la presidencia de Cristina Fernández, que hoy recuperó para los argentinos (no sólo para los peronistas) la esencia del sistema previsional solidario que jugaba a la lotería financiera con los aportes de los trabajadores. Esos son los que alientan al gorilismo. Los que han destruido el fervor de los primeros peronistas, que a duras penas están logrando recuperarse de la pizza con champán.
¿Quién no estaría de acuerdo en dignificar el trabajo, humanizar el capital y proteger al desvalido? Yo estoy con quien quiera ponerle el hombro a esa tarea. Debe ser por eso que Diego piensa que soy peronista.
(1) Perón, Eva. Mensajes y discursos. Pág. 275. Fundación Pro Universidad de la Producción y del Trabajo. Buenos Aires, 1999.
(2) Op. Cit. Pág. 445.
(3) Op. Cit. Pág. 447.